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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Secretitos ... shhhhhhhh







Parece que algunos nacen con esa estrella traducida en una marca de confiabilidad absoluta, lo han de tener tatuado en la frente, grabado en la sonrisa o simplemente en la mirada. Son estas personas a las que tomas de la mano y les cuentas todo dejando tu vida en sus manos… como cuando a los 7 años escondí una decena de exámenes con notas muy bajas y le pedí a una amiga que los guarde en su casillero, lo sé ridícula comparación para lo profundo que es un secreto y es que a los 7 años eso es poner tu vida en las manos de otro. Sabía que mi madre odiaba “las notas mediocres” como ella decía, sin embargo, lo que realmente odiaba eran las mentiras y lo comprobé al entregarle el fajo de exámenes, no tuve tiempo siquiera de plantearle que estaba poniendo en práctica la fiabilidad de otra persona, no pude decirle que el secreto pesaba más que el castigo que recibí, no pude siquiera decir algo.


¿Saben qué es un secreto? Un secretito es la maldición más grande del universo. Cargar a cuestas lo que alguien te ha confiado se vuelve tu propia carga, peor aún si el secreto es compartido y si tú tienes parte de la culpa de ese algo que el otro te concede … el momento es exclusivo, es especial , es confuso, es tierno pero intimidante, te preguntas cómo y porqué, luego lo tomas entre tus manos y allí está el detalle “LO TOMASTE ENTRE TUS MANOS” con la delicadeza más grande del mundo para que no se te escurra entre los dedos y ya es tuyo, lo guardas pero no lo olvidas, se queda en ti recorriéndote, jugueteando contigo .


Yo tengo un secreto juguetón y adolescente, un secreto que sólo mi mejor amiga y yo escondemos y renovamos nuestro silencio cada vez que recordamos aquella travesura, no sé si fue inocente o maliciosa pero sigue vigente en nuestras conciencias haciéndonos reír y hasta inquietar.


Pero a veces un secreto grande, pesado, confeso, culpable; un secreto adulto que en el momento te aturde para luego desorientarte, pasmarte, atolondrarte y hasta casi desquiciarte se convierte en un lazo, una especie de complicidad única y exclusiva, es como entregar un pedacito de ti a ese alguien que como respuesta sólo tiene una mirada sincera. Sin embargoo, no es fácil guardar un secreto… claro que no!!! Suerte de quien lo cuenta porque quien lo guarda sostiene sobre sus hombros el peso del otro y a veces se hace una carga difícil de soportar y lo dices, lo gritas, lo lloras, lo piensas pero nunca frente a otra persona porque cuando eres verdaderamente merecedor de la confianza del otro eres incapaz de traicionarlo.


Creo que en cierta forma estamos cargados de pedacitos de otras personas y a veces sería genial devolverles las piezas de su rompecabezas pero no hay forma seguiremos recolectando a lo largo de nuestras vidas piezas que no son nuestras y que muy pocas encajan en nuestro rompecabezas personal, y cuando encajan se forma el lazo, llega la complicidad, extiendes las manos, lo tomas y no dejas que se te escurra … Y LO HACES TUYO.



3 comentarios:

  1. Cuidado con los secretos más peligrosillos, te pueden rondar por dentro hasta obsesionar.
    Complicidad y confianza para darlo a la otra persona, sin eso no hay nada.
    Felices fiestas guapa.

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  2. zi lo ze loz ZECRETOZ!!!!!

    DIOZ!! zi lo ze entiendooo!!!!!!

    ay dioz!! cargar algo de la otra persona!!

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  3. ensima te qejas de guardarme secretos ???
    mentiraa es cierto los secretos o te unen o te destruyen.
    no hay vuelta qe darle andas muy inspirada cheeee!!

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